La Depresión Asintomática:
epidemia oculta y gran mercado sin explotar
Methodius Isaac Bonkers, MD, Investigador Principal
Bonkers Instituto para los Estudios Casi Auténticos
En los últimos años, las ventas de antidepresivos se han disparado más allá de los sueños más descabellados de la industria farmacéutica.   No obstante, a pesar de los programas de cribado generalizado y agresivas campañas publicitarias destinadas a aumentar la sensibilización sobre las enfermedades mentales, un porcentaje significativo de la población permanece sin diagnosticar y sin tratar.   Las estimaciones varían, pero la investigación sugiere que casi un tercio de los adultos estadounidenses nunca han sido diagnosticados de algún trastorno mental.   Este segmento de la población debe ser objeto de intervención de modo que las ganancias de la industria farmacéutica pueden seguir aumentando a su ritmo actual.
Una manera de aumentar la prevalencia de una enfermedad consiste en ampliar sus criterios de diagnóstico.   Al proporcionar a los médicos una lista muy larga de los signos y síntomas para evaluar (insomnio o dormir demasiado, falta de apetito o comer en exceso, llanto constante o la incapacidad de llorar, la apatía o la hostilidad, la fatiga o inquietud, y así sucesivamente), el número de posibles clientes/pacientes aumenta considerablemente.   Sin embargo, una falla importante en esta estrategia es que se centra exclusivamente en los que se quejan de la enfermedad, mientras que obviando completamente a los que se sienten bien.   En el presente artículo presentamos la hipótesis original de que los pacientes que se sienten bien también deben ser tratados como enfermos mentales.
¿Qué causa la depresión?
Los trastornos depresivos a menudo ocurren con la ansiedad y son una forma principal de discapacidad en los Estados Unidos.   La depresión puede llegar en cualquier momento sin previo aviso. Los investigadores científicos han identificado cuatro causas principales de la depresión clínica:
      1.   El desequilibrio de neurotransmisores en el cerebro;
      2.   La desesperanza crónica generada por el trauma de la primera infancia;
      3.   Dándose cuenta de que nuestra vida es esencialmente absurda;
      4.   Catástrofe ecológica a nivel mundial de proporciones espantosas.
Otros factores que pueden desencadenar un episodio de depresión incluyen:
      *   Tener demasiado o no lo suficiente de algo;
      *   Quedarse atrapado en una situación absolutamente desesperada sin forma de escapar;
      *   Remordimiento, vergüenza, fracaso, decepción, dolor, pesar, sufrimiento o pérdida de cualquier tipo;
      *   La deficiencia de los ácidos grasos omega-3, debida a una dieta carente de coliflor;
      *   La infestación de plagas del hogar, tales como las hormigas, cucarachas, pulgas, etc.;
      *   Tuberías con fugas, desagües tapados, y otros problemas de plomería;
      *   Colapso económico global, la guerra termonuclear, la hambruna generalizada, el genocidio, etc.
Obviamente, cualquier persona que se siente deprimida está deprimida, pero ¿qué pasa con los que nunca se quejan de los sentimientos depresivos?   Los más enfermos de nuestra sociedad son los mismos que mantienen una actitud alegre en medio de la devastación, el caos y la desesperación.   Volviendo la atención al paciente que se siente bien a pesar de todo lo malo que sucede en el mundo, nos damos cuenta de algo seriamente mal con esa persona.   Su condición se deriva de una cepa altamente virulenta de la depresión, que es muy difícil de detectar. Identificado por su nombre científico poena occultus (dolor escondido), la depresión asintomática es una enfermedad mental grave y persistente, que puede ser mucho más común de lo que se pensaba anteriormente.   Para agravar la tragedia, en la mayoría de los casos los pacientes permanecen sin tratamiento, ya que son totalmente inconscientes de su enfermedad.
¿Cuáles son los signos y síntomas de la depresión?
Los signos y síntomas más frecuentes de la depresión clínica son fácilmente reconocidos:
      * Los hombros caídos;
      * El ceño fruncido;
      * Incapacidad para concentrarse;
      * Tendencia a ver el vaso medio vacío;
      * No ha limpiado detrás del refrigerador en meses;
      * Se preocupa por la proliferación nuclear, la muerte de los arrecifes de coral, el aumento del
        déficit presupuestario, el legado que estamos dejando a nuestros hijos, y otras cosas por el estilo.
Sólo un médico capacitado puede identificar correctamente los signos sutiles de la depresión asintomática:
    * Las mejillas rosadas;
    * Los ojos brillantes;
    * El rostro sonriente;
    * Optimista sobre el futuro a pesar de todas las pruebas en contrario;
    * Siempre ve el vaso medio lleno;
    * Dice que no le importa que el vaso contiene bacterias letales y los productos químicos tóxicos.
¿Sufren de la depresion?
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Utilización de un mecanismo fotográfico muy sofisticado (Cámara Polaroid)
para la detección del desequilibrio-axiomático bioquímico dentro del cerebro.
El paciente a la derecha muestra signos clásicos de la depresión asintomática.
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Evaluación, Diágnostico y Tratamiento
Las preocupaciones sobre el subdiagnóstico y el subtratamiento de la depresión han dado lugar a un amplio apoyo para el cribado rutinario de la depresión.   Hay numerosos cuestionarios que se utilizan como instrumentos de detección de posibles casos de depresión.   Arroll et al (2003) ha probado la utilidad de un cuestionario corto que consta de dos preguntas:
  1.   ¿En el mes pasado, se ha sentido frecuentemente triste, deprimido o sin esperanza?
  2.   ¿En el mes pasado, se ha sentido frecuentemente preocupado por su poco interés o placer para hacer cosas?
Un cuestionario breve y sencillo puede ser efectivo en la identificación de la depresión, pero la proporcion muy alta de falsos negativos podría poner en duda la validez de los resultados.   La detección precisa de las enfermedades invisibles como la depresión asintomática se requiere el uso de un instrumento diagnóstico mucho más sofisticado que un test de dos preguntas.   Es sumamente importante realizar una evaluación completa del paciente, haciéndole la siguiente pregunta:
      1.   ¿Se siente usted deprimido?
Un cuestionario que consta de una sola pregunta puede simplificar la detección de la depresión, para facilitar tanto el diagnóstico como el tratamiento del paciente.   Si el paciente responde afirmativamente a la interrogación, el doctor puede diagnosticar la depresión clínica y comenzar el tratamiento apropriado.   Si el paciente responde negativamente, el médico puede diagnosticar la depresión asintomática y comenzar el tratamiento apropriado.   En cualquier caso, no importa si el paciente responde Sí o No, los protocolos médicos exigen el tratamiento farmacológico inmediato, ya sea con un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS), como la fluoxetina, o con un inhibidor de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN), como la duloxetina.
Los antidepresivos ISRS y IRSN son igualmente eficaces para todos los tipos de depresión: mayor; leve; moderada; severa; grave; clínica; crónica; melancólica; resistente; recurrente; recidivante; neurótica; endógena; refractaria; reactiva; distímica; ciclotímica; atípica; ansiosa; mixta; enmascarada; otoñal; subumbral; subsindrómica; asintomática; y por último, pero no menos importante, la no-especificada (categoría residual reservada para pacientes con síntomas depresivos sobre los que hay una información inadecuada o contradictoria, o pacientes con signos y señales de depresión que no cumplen con los criterios diagnósticos necesarios para establecer el diagnóstico de un trastorno depresivo).
Aunque su mecanismo de acción preciso es desconocido, los antidepresivos parecen aliviar los síntomas depresivos a través de un efecto placebo activo.   Debido a los frecuentes efectos secundarios, tales como el insomnio, el mareo, el nerviosismo, la irritabilidad, la debilidad, la impotencia y la incontinencia, los pacientes están convencidos de que el medicamento posee poderosas propiedades neurofisiológicas, que de alguna manera les ayuda a sentirse mejor.
En cuanto a la depresión asintomática, los antidepresivos tienen un efecto paradójico.   El paciente se siente bien antes de tomar la medicina, pero luego empieza a sentirse deprimido, como consecuencia de las múltiples reacciones adversas, que van desde diarrea, boca seca, fatiga, vómitos y náuseas, hasta palpitaciones, convulsiones, alucinaciones, ansiedad, dolor de cabeza y temblores.   Tipicamente, la angustia emocional se aumenta a medida que disminuye la salud física; una señal inconfundible de que el tratamiento está funcionando bien.   Una vez que la depresión asintomática se cura por completo, el médico puede diagnosticar el trastorno depresivo mayor, y comenzar el tratamiento indicado para el paciente.
Referencias:
Arroll B, Khin N, Kerse N.   Pesquisa de la Depresión en Atención Primaria con Dos Preguntas Orales. Estudio Transversal.   British Medical Journal, Vol. 327, No. 7424 (15 Nov. 2003), pp. 1144-1146.
Ayd, FJ.   Recognizing the Depressed Patient [reconocer al paciente depresivo].   New York, Grune & Stratton, 1961.
Bentall RP.   A proposal to classify happiness as a psychiatric disorder [clasificar la felicidad como trastorno mental].   Journal of Medical Ethics, Vol. 18, No. 2 (June 1992), pp. 94-98.
Regents of the University of Michigan.   Más que tristeza: uniendo la separación entre los síntomas emocionales y físicos de la depresión. Ann Arbor, MI, 2002.
        Véase también:   Entrevista con Guillermo Rendueles, psiquiatra y ensayista.
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